jueves 03 de julio de 2025 - Edición Nº1998

Sociedad | 3 jul 2025

¿Por qué Pehuajó se fundó un día 3 de julio?

01:56 |EXCLUSIVO - Investigación reveladora del pehuajense Julio César Fernández de Liger para Diario NOTICIAS.


Por: Julio César Fernández de Liger

¿Algún pehuajense se preguntó, una sola vez, por qué Pehuajó se fundó un día 3 de julio? ¿Yo? Nunca. Durante mis años de actividad profesional, siempre la consideré una celebración muy oportuna para tener, junto con el Nueve de Julio y el 13 de julio, Día del Trabajador de la Energía Eléctrica, una primera quincena del mes de julio llena de feriados y fines de semana largos.

Ahora, ya jubilado, con mucho tiempo libre y una vida muy sedentaria, uno de mis pasatiempos es el documentalismo. Recopilo datos biográficos, documentos, artículos periodísticos, etc. (sumándoles mis comentarios y opiniones), sobre temas que me interesan, me resultan atractivos o me provocan curiosidad.

Hace unos meses, reuniendo información sobre tres cuestiones vinculadas con el Doctor Dardo Rocha, la fundación y el trazado de La Plata: la maldición de los gobernadores bonaerenses”, la influencia de France-Ville, la ciudad perfecta descripta por Julio Verne en su novela “Los quinientos millones de la Begum”, en el diseño platense, y la simbología masónica en el plano de “la ciudad de las diagonales”; leí la lista de hijos del matrimonio de Dardo Rocha con Paula Arana y descubrí, con gran sorpresa, la razón que llevó al Doctor Dardo Rocha a elegir el día 3 de julio para fundar nuestra ciudad. Fue un descubrimiento totalmente casual, como muchos otros, como el descubrimiento de la penicilina, el de la Coca-Cola o el del horno de microondas (Que se entienda bien, no pretendo que mi descubrimiento sea equiparable a cualquiera de estos tres mencionados. Los cito como ejemplos de hallazgos casuales, nada más).

Le propuse a “Manu” (este hipocorístico lo uso con el joven y entusiasta director de “Noticias”, Emanuel Rodríguez) escribir una nota relacionada con nuestra fecha fundacional y él aceptó de inmediato.

Cuando terminé la redacción del artículo, creí pertinente añadirle dos cosas: la ubicación exacta del arroyo Pehuajó en la provincia de Corrientes y una síntesis del relato de ese gran patriota, don Rafael Hernández (que no necesita que yo lo enaltezca con mis palabras), del combate de Pehuajó.

Decidí agregar la introducción que aquí concluye, que considero suficientemente extensa y explícita, unos días después de finalizar la nota original, que aquí comienza.                                 

Para que se comprenda y quede claro el motivo del Doctor Juan José Carlos Jacinto Dardo Rocha Arana para elegir esta fecha, debo referirme primero a la fecha de fundación de la ciudad de La Plata, en 1882.

En un trabajo de Gustavo Vallejo, investigador del CONICET, titulado “El trazado ideal y los condicionantes naturales en el desarrollo urbano de La Plata”, del mes de febrero del año 2003, se puede leer: El plazo previsto para el cumplimiento de estas tareas, ligado a los paralelos preparativos

para realizar la ceremonia fundacional el 23 de octubre de 1882 -fecha del cumpleaños de la esposa de Rocha, su prima hermana Juana Paula Arana Merino-, se vieron afectados por un repentino cambio ordenado sobre los trabajos ya iniciados. Esto sucedió luego de que el propio Rocha, en uno de sus periódicos viajes a las obras de la “nueva Capital” (este viaje lo hizo acompañado por el agrimensor Carlos Glade), detectara, cerca del lugar donde se pondría la piedra fundamental, en el centro de la que sería la plaza principal (actualmente, la esquina de las calles 11 y 42), la presencia de “un cañadón”, por lo que mandó rehacer los trabajos trasladando la ciudad unos 1.000 metros más hacia el Sudeste. Estos cambios obligaron a postergar la fecha prefijada para realizar el acto fundacional hasta otro fasto familiar: el séptimo cumpleaños de su tercer hijo, varón como los dos primeros, Dardo Melchor Ponciano, el 19 de noviembre de 1882. La fecha, para el acto de fundación de La Plata, finalmente fue fijada en una reunión de gabinete del 7 de noviembre de 1882 y quedó ratificada por el decreto del 10 de noviembre de ese año. El cañadón que detectó Rocha era uno de los brazos del arroyo “El Gato”, que atravesaba el sitio que debía ocupar una manzana inmediatamente contigua a la plaza principal, manzana que, coincidente con el eje cívico-monumental, estaba destinada al “Templo Católico” (la actual Catedral de la Inmaculada Concepción, también conocida como Catedral de La Plata). Las órdenes impartidas por Rocha, para rehacer los trabajos de delineación, coincidieron, el 22 de septiembre de 1882, con la renuncia de quien hasta allí era su principal responsable, el ingeniero Germán Khur, y al mismo tiempo con el encargo a los ingenieros Pedro Benoit y Pedro Pico, de determinar la ubicación del “Templo Católico”, dado que solo a partir de ahí podría fijarse “con precisión la longitud y latitud” en que debía encontrarse “situada la ciudad de La Plata”. Relocalizado el “Templo Católico”, la Comisión Administradora de Terrenos, a cargo también del polifacético Benoit, del agrimensor Julio Serra y del escribano uruguayo Carlos Augusto Fajardo -primer Juez de Paz de la ciudad-, dio a conocer, el 2 de noviembre de 1882, el resultado de sus trabajos en un informe que contenía una precisa clasificación de las manzanas de La Plata.

Hasta aquí llega mi copiado parcial (con modificaciones y agregados hechos por mí, para enriquecer el contenido informativo-histórico del texto) del trabajo de Gustavo Vallejo. La maldición de los gobernadores”, realizada por la bruja de Tolosa después de la fundación de La Plata, no solamente habría afectado el desarrollo de la ciudad y la carrera política de Dardo Rocha, sino también a su propia familia. Cinco meses después de la colocación de la piedra fundacional en el centro de la Plaza Moreno, el 22 de abril de 1883, Dardo Melchor Ponciano, un niño aún, murió de Falso Crup o laringitis aguda, una infección viral. La Iglesia de San Ponciano fue donada por el Doctor Dardo Rocha y su señora esposa, doña Paula Arana, al Gobierno de la Provincia de Buenos Aires. En homenaje a su hijo fallecido, Dardo Rocha eligió el nombre de “San Ponciano” para el primer templo católico que se construyó en la ciudad, cuyo proyecto corresponde al ingeniero Pedro Benoit, y que fue habilitado en el primer aniversario de la fundación. El primer hijo del matrimonio, Dardo Diego Juan José Carlos Rocha Arana, nacido en 1873, año del casamiento de sus padres, también falleció en 1883, a los nueve o diez años de edad.

Luego de la breve desviación que me permití en el párrafo anterior, vuelvo al tema principal de este artículo.

En 1881, el gobernador Dardo Rocha visitó personalmente la zona donde se encontraba la colonia “Las Mellizas” (llamada así debido a la presencia de las lagunas “Sal” y “Rocha”). El primer mandatario bonaerense viajó en el tren del Ferrocarril del Oeste hasta la terminal, que desde 1877 estaba en Bragado (esta localidad le brindó un recibimiento clamoroso), y luego en galera, con recambio de caballos en Nueve de Julio (donde tuvo, también, la entusiasta adhesión del pueblo). En la colonia lo esperaban los escasos pobladores, que se enfrentaban ante un acontecimiento inusitado como lo era el arribo de un gobernador. Todos tuvieron el honor de saludarlo. Esta visita fue crucial, porque el Doctor Dardo Rocha resolvió crear un nuevo pueblo en este lugar.

Repitiendo lo que había hecho el año anterior (es decir, hacer coincidir fechas fundacionales con fechas de eventos familiares), el Doctor Dardo Rocha decidió fundar Pehuajó el día 3 de julio de 1883 porque ese día, pero en el año 1874, había nacido el segundo hijo de su matrimonio, Juan José Carlos Jacinto Dardo Rocha Arana.

He tratado, sin éxito, y utilizando distintas vías, de obtener las fechas exactas del nacimiento y del deceso del primogénito de Dardo Rocha, Dardo Diego Juan José Carlos. Puedo pensar, sin que sea una idea absurda, que el día 3 de julio de 1883 Juan José Carlos Jacinto Dardo era el único hijo varón vivo de Dardo Rocha.   

Además, debo recordar, a quienes tengan la gentileza (o la curiosidad) de leer estas líneas, que el nombre Pehuajó tenía un significado particular y muy importante en la vida del Doctor Dardo Rocha. Dardo Rocha le dio un nombre guaraní a un pueblo de la pampa húmeda para conmemorar, así y para siempre, el combate del arroyo Pehuajó, situado a 5 kilómetros de Paso de la Patria, en la provincia de Corrientes, entre un cuerpo del ejército paraguayo y la 2ª división “Buenos Aires” del ejército argentino, en la Guerra de la Triple Alianza. Este combate del día 31 de enero de 1866 fue uno de los primeros encuentros de nuestras armas con el ejército paraguayo, que ocupaba todavía territorio argentino debido a su contienda iniciada con el Brasil. Dardo Rocha participó en esta batalla con el grado de sargento mayor. En el curso del combate, Rocha salvó su vida gracias a que el capitán Calderón, de Chivilcoy, le cedió su caballo, ya que al suyo lo había matado una bala de cañón. Debió tomar el mando del 5º batallón al ser herido su jefe, el comandante Carlos Keen, y se destacó por su bizarría y entusiasmo. El parte del jefe de la división, el coronel Emilio Conesa, hace una mención especial de él, diciendo: “que supo siempre conducir sus soldados al combate con valor y aplomo”. Una de las narraciones más interesantes, atracción a la que suma su valor literario, que he leído de este enfrentamiento es la de Rafael Hernández, en su obra “Pehuajó. Nomenclatura de las calles”. En uno de sus párrafos, escribió: “En los desenvolvimientos armónicos de la naturaleza y de la vida, tropezamos a menudo con ejemplos que nos sorprenden, cual aberraciones de la loca fortuna, esa eterna ruleta donde a suerte y azar juega perpetuamente la humanidad; y así vemos que los hombres más oscuros se levantan hasta elevadas cumbres: seres y cosas insignificantes llegan a adquirir puestos distinguidos en la sociabilidad y la historia. Tal sucede con esa fangosa arruga de terreno que ocupa ya una página en la historia de dos naciones y se conmemora en este pueblo, cuyo engrandecimiento, prosperidad y riqueza es fácil pronosticar, y acaso alguno de vosotros o de los que vengan después, podrá enaltecerlo más todavía. ¡Qué raro! Yapeyú era, por cierto, más humilde que esta aldea de ayer, pueblo hoy, ciudad mañana, y sin embargo mereció ser cuna del héroe de un continente”.

Incluyo, a continuación, una corta biografía de Carlos Rocha. Los directivos y el personal del Museo y Archivo Dardo Rocha, de la ciudad de La Plata, lo llaman así para diferenciar su nombre del de su ilustre padre. Estas personas, a quienes agradezco sinceramente, me proporcionaron varios datos para que esta semblanza fuera más completa. 

Juan José Carlos Jacinto Dardo Rocha Arana (3 de julio de 1874-10 de octubre de 1944) nació y murió en la ciudad de Buenos Aires. Actuó en la diplomacia, acompañando a su padre en las dos ocasiones en que este desempeñó misiones diplomáticas en Bolivia (1895 y 1911). Fue agregado y segundo secretario en la Legación argentina en Bolivia. En 1914 se alistó en las filas de la Guardia Nacional, ascendiendo hasta el grado de capitán. Fundó un establecimiento agrícola que transformó en poblado y fructífero campo una extensa zona desértica del sur de la provincia de Córdoba, llevando así el bienestar y el progreso al lugar. Fue Comisionado municipal de la ciudad de La Plata, desde el 26 de marzo de 1940 hasta el 15 de abril de 1941. El 19 de noviembre de 1940, según lo dispuesto por el decreto provincial 239 del 17 de julio del mismo año, dictado por el Interventor federal Octavio Ramón Amadeo, se encargó de trasladar los restos de sus padres, de la bóveda familiar en el Cementerio de la Recoleta, a la cripta construida, con la única finalidad de que allí reposaran para siempre Dardo Rocha y su señora, en la Catedral de La Plata. Integró el Directorio del Montepío Civil (reemplazado, pocos años después de su fallecimiento, por el Instituto de Previsión Social) en la provincia de Buenos Aires. En el año 1907, se casó con Gerónima María Luisa Lavié Novillo (1882-1960). No tuvieron hijos.

 

Dardo Rocha, durante su gobernación, fundó otras tres ciudades: Necochea (12 de octubre de 1881), Coronel Vidal (28 de mayo de 1883) y Tres Arroyos (24 de abril de 1884). Ninguna de estas tres fechas coincide con la fecha de cumpleaños de sus tres hijas. Bernardina Paula Venancia Celia Rocha Arana nació el 1 de abril de 1877. Jacinta Edelmira Haydée Donata Rocha Arana nació el 28 de diciembre de 1878. Juana María Paula Dolores Rocha Arana nació el 14 de marzo de 1883.

Mi conclusión final es que, al parecer, el Doctor Dardo Rocha reservó esta distinción de coincidencias fundacionales únicamente para las fechas de cumpleaños de su esposa y de sus hijos varones.

El Doctor Dardo Rocha sí fue ecuánime en la elección de la fecha de bautismo de sus hijos. Hizo bautizar a todos ellos, varones y mujeres, el día 1 de septiembre (del año de sus respectivos nacimientos o del año inmediatamente posterior a este), la fecha de su propio cumpleaños.   

Dardo Rocha junto a su hijo en la Rambla Bristol, en Mar del Plata

 

Dardo Rocha junto a sus hijas en la Rambla Lasalle, en Mar del Plata

 

Dardo Rocha y Paula Arana en la vieja Rambla de Mar del Plata. Foto de 1899.

 

Ubicación de Paso de la Patria y del arroyo Pehuajó

 

La batalla de Pehuajó

El arroyo situado al sur de Paso de la Patria, que se observa en el mapa anterior, es el arroyo San Juan. La 2ª división “Buenos Aires” lo vadeó, en la mañana del 31 de enero de 1866, con el agua a la cintura y las municiones en la cabeza, antes de encontrar a las tropas paraguayas. El combate del arroyo Pehuajó comenzó a las doce y media de ese día, de acuerdo al relato de Rafael Hernández, en la zona comprendida entre ambos arroyos. Después de algunas horas de combate incesante, los paraguayos no pudieron resistir las impetuosas cargas a la bayoneta de la infantería argentina. Abandonaron el terreno velozmente y, aunque fueron perseguidos un largo trecho, no se desordenaron y pudieron afianzar de nuevo su resistencia en la costa del arroyo Pehuajó, favorecidos por sus espesos bosques. En este sitio recrudeció la lucha. Las cargas se realizaron a fondo. La caballería, compuesta de correntinos, echó pie a tierra y usó sus lanzas contra la infantería paraguaya. Los soldados paraguayos se vieron forzados a retirarse en dirección al río Paraná, donde se embarcaron en sus canoas. Allí pudo terminar el combate, pero los jóvenes guerreros argentinos se lanzaron enardecidos hacia el río, llegando hasta a bayonetear a los que estaban en las canoas y a apoderarse de algunas de ellas. Pero el ejército paraguayo tenía fuerzas acampadas en un islote cercano y mandó hombres de refresco, protegidos desde el islote por una batería, que desembarcaron en la costa y sirvieron de base a la reorganización de los vencidos. La 1ª división, al mando del coronel Rivas, que se esperaba como refuerzo, no llegó a tiempo. A las seis y media de la tarde, se reorganizó la división “Buenos Aires” y emprendió la retirada hacia su campamento, llevando los principales muertos y todos sus heridos, sin ser molestados por el enemigo. Los nuestros tomaron dos oficiales y varios soldados prisioneros, cuyas vidas, naturalmente, fueron respetadas. (Escribió Rafael Hernández: “Fusilar a hombres inermes es cosa bárbara, inhumana y cobarde, que no hacen las naciones civilizadas”). En el orden del día 5 de febrero del ejército argentino, comunicando el suceso, se consignó este párrafo: “El general en jefe del ejército (Bartolomé Mitre) al saludar y felicitar a la 2ª división “Buenos Aires” recomienda a todos los que la componen que en los futuros combates sean menos pródigos de su ardor generoso y de su valor fogoso, porque la verdadera gloria consiste en vencer con el menor sacrificio posible”. Y, en relación con este párrafo, termina Rafael Hernández su narración escribiendo: “Esta es una máxima aplicable a todos los actos de la vida: Pas trop de zèle (No demasiado celo), recomendaba siempre Richelieu a sus agentes diplomáticos y embajadores: ¡Pas trop de zèle!”.

 

Julio César Fernández de Liger

 

Dardo Rocha, con sus hijas, en la Rambla Bristol. Archivo Histórico de la Provincia de Buenos Aires. Año 1916

 

 

 

 

 

 

 

 

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